domingo, 7 de octubre de 2018

La penúltima

Por más que grito aquí nadie me oye.
Se me está quedando cara de muñeca de porcelana de tanto fingirla.
Si alguien encuentra mi corazón, que me lo devuelva.
Yo ya no sé qué sentido tiene todo esto.
Ya no sé qué sentido tengo yo.
Aquí ya no hay música, tan sólo ruido.
Aquí no queda luz, aquí está ya todo sucio.
Ya no quiero ni bailar, tendrás que arrastrarme.
Mis ojos están llenos de polillas de esas que devoran sueños
y todos mis sueños se han teñido de blanco y negro.
Las estatuas están rotas y el aire impregnado del característico olor dulzón que desprenden las rosas al arder...
y a estas alturas de la película lo único que quiero oír es el silencio roto
por el ruido de las cosas
al caer

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