Te quiero con la puerta cerrada,
con la llave echada,
y quizá,
todo aquello que escondo
tras mi mirada.
Te quiero con tu luz blanca
y en voz baja,
con las cosas no muy claras,
sin demasiada esperanza.
Te quiero, y el querer me mata
y ojalá,
¡ojalá!
pudiera no quererte nada,
pero no te puedo engañar,
no puedo decir que no,
que no me encuentro
enredada,
y que tú, amor,
mi amor,
no me has enredado
el alma.
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