No os dejo vivir. No quiero.
Deseo ataros una piedra y lanzaros al fondo del océano, donde el olvido os cubra y nadie vuelva a acordarse de vosotros.
Seré la Medusa que os convierta en piedra, os transforme en figuras de mármol y os atrape en un glaciar perpetuo que ningún alma sea capaz de alcanzar.
No os dejo existir. No puedo.
Quiero poneros en cuarentena en una celda y dejaros morir allí, lejos de todo lo conocido.
Quiero expulsaros de mi. Quiero dejar de sentir mi piel en peligro, y la amenaza permanente de que puedo caer al abismo con sólo un paso en falso.
No os dejo vivir. No quiero.
Prefiero acabar congelada que atrapada en una trampa que arda hasta los cimientos.
A mí es que los venenos me gustan dulces.
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