Con todos los obstáculos que se pusieron ese día en mi camino,
yo me fui a tropezar con tu mirada.
Silencio.
Se cierra el telón.
(Y te fui a encontrar,
como siempre,
entre bambalinas)
Te voy a confesar una cosa:
aquello fue mi corazón alzando el vuelo
(creo que todavía no ha vuelto)
Si alguna corriente en el océano
te acaba arrastrando a mi mar
y terminas en este rincón apartado
del todo y de la nada,
tan sólo quiero que sepas una cosa:
ojalá estés bien,
porque nada deseo más,
caballero de la armadura oxidada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario