Me gusta observarte en silencio.
Me gusta mirarte cuando no te das cuenta, y no interpretas ningún papel, y eres solamente tú.
Cuando te concentras y lo das todo, cuando te esfuerzas y se nota, cuando bailas y es como si liberas tu alma y no hay nada más, la música y tú, fundiéndoos en una sola cosa.
Me encanta verte sonreír, pero cuando tu sonrisa es genuina y sincera, cuando algo te hace reír de verdad o cuando eres simplemente feliz, no esas sonrisas edulcoradas que a veces te crees que regalas.
Y créeme, se nota la diferencia.
También soy capaz de leer tu tristeza cuando algo no va bien, y tus ojos reflejan tu pesar, y aunque no lloren, me cuentan qué te pasa.
Y dormir, qué no daría por verte dormir, y contemplar tu rostro limpio y vacío de cualquier preocupación, imperturbable y sereno, en paz, una calma que sólo consigues encontrar en el Reino de los Sueños.
No me temas, yo tan sólo soy una mera espectadora de esta obra, esta vida, este universo que eres tú.
Y nunca me cansaría, pues eres tan grande que cada vez que te veo eres algo nuevo y diferente, busco comprenderte pero no puedo, y quiero.
Pero, no esperes cazarme, no lo esperes, no te creas que vas a pillarme mirándote ni observándote brillar, porque yo no busco eso, las máscaras no te quedan bien, te tapan los ojos y te esconden la cara.
Y si supieras, ¡si sólo supieras!, la luz que emites y cómo irradias vida, si tan sólo te dieras cuenta, dejarías de ocultarte y de talarte, y empezarías a ser un poquito más tú.
No sólo he visto tu cara, sino también tus miedos, porque se te ven, cuando eres pureza.
Lo he comprobado y sé lo que vales, sé lo fuerte que eres, y todo eso, siendo sólo tú.
Tú deberías mirar, te daría mis ojos si pudiera, para que tú puedas mirarte, descubrirte, admirarte.
Yo ya lo he hecho, ahora te toca a tí.
martes, 28 de octubre de 2014
domingo, 12 de octubre de 2014
A suspiros.
No mires atrás.
Sé que no lo harás.
Porque me temes.
Y porque puedo controlarte a mi antojo. Como yo quiera.
Eres mi marioneta.
Puedo matarte
O que te des por muerto.
No mires atrás.
No te gires.
Estoy detrás de ti y lo sabes.
Acechándote.
Persiguiéndote.
Pisándote los talones, como si de tu sombra se tratase.
No sabes cómo librarte de mi.
No quieres.
No puedes.
Soy tu presa y a la vez tu cazador.
No mires atrás.
Porque sabes que te estoy cogiendo el cuello.
Y podría apretar más y más
Asfixiarte
Más de lo que lo estoy haciendo
ya
Poco a poco
Me alimento de tu energía
de tu alegría
y de tus ganas de vivir
y te mato
lentamente
aunque tú no te des cuenta
y cuando quieras morir
no podrás
porque yo ya te habré matado.
No mires atrás.
Se te puede caer la venda
y verme
por debajo.
Darte cuenta de que
estoy hecho de ti
y
acabar conmigo,
romper las cuerdas con las que te
he atado
y ver que sin ti no soy nada
y que tú lo eres todo sin mi.
No mires atrás.
No te enfrentes a mi.
Porque puedes salir ganando.
Eres fuerte
pero no lo ves
te he convencido de lo contrario
te he hecho creer
que eres un cero y que
nunca serás nada.
Te he inmovilizado
con mi hielo y con mi frío
y mis barrotes de acero
y tus alas
están rotas.
No mires atrás.
Porque soy inestable.
Y si me empujas y me apartas
dejaré de ser un monstruo y
me romperé en pedazos
dándote a ti mi vida
y necesito
seguir viviendo para
matarte a ti.
Porque el miedo es un asesino
y
tú
mi vida
y
mi víctima.
No mires atrás.
Porque podrías matarme.
Sé que no lo harás.
Porque me temes.
Y porque puedo controlarte a mi antojo. Como yo quiera.
Eres mi marioneta.
Puedo matarte
O que te des por muerto.
No mires atrás.
No te gires.
Estoy detrás de ti y lo sabes.
Acechándote.
Persiguiéndote.
Pisándote los talones, como si de tu sombra se tratase.
No sabes cómo librarte de mi.
No quieres.
No puedes.
Soy tu presa y a la vez tu cazador.
No mires atrás.
Porque sabes que te estoy cogiendo el cuello.
Y podría apretar más y más
Asfixiarte
Más de lo que lo estoy haciendo
ya
Poco a poco
Me alimento de tu energía
de tu alegría
y de tus ganas de vivir
y te mato
lentamente
aunque tú no te des cuenta
y cuando quieras morir
no podrás
porque yo ya te habré matado.
No mires atrás.
Se te puede caer la venda
y verme
por debajo.
Darte cuenta de que
estoy hecho de ti
y
acabar conmigo,
romper las cuerdas con las que te
he atado
y ver que sin ti no soy nada
y que tú lo eres todo sin mi.
No mires atrás.
No te enfrentes a mi.
Porque puedes salir ganando.
Eres fuerte
pero no lo ves
te he convencido de lo contrario
te he hecho creer
que eres un cero y que
nunca serás nada.
Te he inmovilizado
con mi hielo y con mi frío
y mis barrotes de acero
y tus alas
están rotas.
No mires atrás.
Porque soy inestable.
Y si me empujas y me apartas
dejaré de ser un monstruo y
me romperé en pedazos
dándote a ti mi vida
y necesito
seguir viviendo para
matarte a ti.
Porque el miedo es un asesino
y
tú
mi vida
y
mi víctima.
No mires atrás.
Porque podrías matarme.
sábado, 4 de octubre de 2014
En ocasiones.
Cállate.
Por favor.
No digas nada.
Deja que el silencio
hable.
Y lo diga todo.
Te miro y me miras, a través de una nube densa y fría de quietud.
Estás inquiriéndome a que diga algo, pero me conoces y sabes
que no va a ser así.
Porque sabes que amo al silencio más que a nada.
Si no hay sonido no hay ruido.
S no hay ruido no hay dolor.
Y me quedo callada.
Miro por la ventana, que presenta un cielo lleno de nubarrones grises que se van moviendo, encapotando y escondiendo los claros, como si fueran un telón oscuro tapando un escenario.
Si llueve
el silencio se apaga
y empieza una sinfonía
de un sincronizado desorden.
Gotas de lluvia golpean el ventanal con fuerza, con ira, como si la naturaleza
se hubiera enfadado con nosotros.
A lo mejor es así.
Vuelvo a mirarte.
Pero tu mirada está fija en la lluvia, en cómo las gotitas tamborilean en la repisa.
Tac,tac,tac,tac. Tac. Tac.
Tienes los ojos cansados. Y llenos de sueño. Pero de ese tipo de sueño que nunca se quita y nunca se va, por mucho que duermas.
Ese sueño que te mira desde lejos,pero te mira, y nunca deja de mirarte, esperando a que lo persigas y burlándose de ti si no eres capaz de hacerlo.
Suspiras.
Y te deshaces en ese suspiro.
Quieres tocarme, pero no lo haces.
Sabes que tengo las manos frías.
Podrías quemarte.
El hielo quema.
Tengo miedo y lo sabes.
Soy contagiosa.
Huelo a terror y a dolor cansado
a lágrimas baratas
y a café cargado.
Ojeras crónicas
y corazón helado.
Una vez más, me miras.
Pero yo ya estoy lejos, muy lejos, a años luz.
No sabes en qué estoy pensando, y tienes mucha curiosidad.
Estoy pensando en ti.
Estoy pensando en mi.
En todo.
Y no estoy pensando en nada.
Ahora mismo peso mucho, no puedo conmigo.
Llevo una carga en el pecho
que me aplasta.
Pongo música.
La voz de Ian Curtis me coge de la mano.
Me siento un poco mejor.
Apago la luz sin importarme si quieres o no,
si estás o no,
porque realmente
yo ya me he ido.
Por favor.
No digas nada.
Deja que el silencio
hable.
Y lo diga todo.
Te miro y me miras, a través de una nube densa y fría de quietud.
Estás inquiriéndome a que diga algo, pero me conoces y sabes
que no va a ser así.
Porque sabes que amo al silencio más que a nada.
Si no hay sonido no hay ruido.
S no hay ruido no hay dolor.
Y me quedo callada.
Miro por la ventana, que presenta un cielo lleno de nubarrones grises que se van moviendo, encapotando y escondiendo los claros, como si fueran un telón oscuro tapando un escenario.
Si llueve
el silencio se apaga
y empieza una sinfonía
de un sincronizado desorden.
Gotas de lluvia golpean el ventanal con fuerza, con ira, como si la naturaleza
se hubiera enfadado con nosotros.
A lo mejor es así.
Vuelvo a mirarte.
Pero tu mirada está fija en la lluvia, en cómo las gotitas tamborilean en la repisa.
Tac,tac,tac,tac. Tac. Tac.
Tienes los ojos cansados. Y llenos de sueño. Pero de ese tipo de sueño que nunca se quita y nunca se va, por mucho que duermas.
Ese sueño que te mira desde lejos,pero te mira, y nunca deja de mirarte, esperando a que lo persigas y burlándose de ti si no eres capaz de hacerlo.
Suspiras.
Y te deshaces en ese suspiro.
Quieres tocarme, pero no lo haces.
Sabes que tengo las manos frías.
Podrías quemarte.
El hielo quema.
Tengo miedo y lo sabes.
Soy contagiosa.
Huelo a terror y a dolor cansado
a lágrimas baratas
y a café cargado.
Ojeras crónicas
y corazón helado.
Una vez más, me miras.
Pero yo ya estoy lejos, muy lejos, a años luz.
No sabes en qué estoy pensando, y tienes mucha curiosidad.
Estoy pensando en ti.
Estoy pensando en mi.
En todo.
Y no estoy pensando en nada.
Ahora mismo peso mucho, no puedo conmigo.
Llevo una carga en el pecho
que me aplasta.
Pongo música.
La voz de Ian Curtis me coge de la mano.
Me siento un poco mejor.
Apago la luz sin importarme si quieres o no,
si estás o no,
porque realmente
yo ya me he ido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)