martes, 13 de junio de 2017

saltarello descarriado

Toda esta historia
ocurrió entre bambalinas
escrita con los ecos
de aquellas risas perdidas.

En el escenario:
tres claveles muertos y un silencio
a deshora.
La luna de junio y su luz
se colaban por las ventanas rotas.
El teatro estaba cerrado, sí,
para el resto de personas,
pero eso no evitó que ellos
quisieran quebrar las normas.
Se quedaron pues, tras la función
con cierta sensación de derrota,
para poder liberar su amor
y malgastarlo,
gota a gota.

Empezaron por un simple vals,
lento, de madrugada,
y así poder verse mejor,
cuerpo a cuerpo,
cara a cara.
Fundirse en un solo ser
Y entrelazar muy bien las almas.

Los minutos se echaban encima
Y el peligro los acechaba
aunque ellos bien lo sabían
bien poco les importaba.

La noche se desvaneció
al son de sus compases
y con ella se fue su amor
ese, que nunca sintió nadie.
No se dijeron adiós
(porque no fueron capaces)
La Dama se tragó su voz,
Su vida y su donaire.

Así acabó su función
(y, en efecto, sí:

Se les hizo demasiado tarde)

2 comentarios:

  1. Eh!qué bonito! pásate por mi blogg. Me gusta como escribes chica! http://ahoramellamanic.blogspot.com.es/

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