domingo, 16 de diciembre de 2012

Puede ser.


Puede que sea demasiado dulce. Demasiado empalagosa. Seguramente este sea el rasgo que más me identifique, tengo los sentimientos demasiado a flor de piel. Y esto me hace débil, vulnerable, me hace parecer demasiado inocente y estúpida.
No puedo evitarlo, es como si cuando me pasara algo, los sentimientos en mi interior lucharan por salir fuera. Por expresarse.  Y no puedo hacer nada por evitarlo, ellos quieren salir y yo únicamente les dejo.
A veces pienso que es malo, cualquier persona podría hacerme daño fácilmente gracias a eso. Todo el mundo tiene la imagen tierna e inocente de mí, la parte sensible, una de las partes que enseño a los demás. Cuando dejo salir alguna de mis caras ocultas, las que no son bonitas, la gente se extraña, claro, todos estaban acostumbrados a la chica inocente y dulce.
No quiero ser para siempre la chica frágil y sensible. Básicamente, porque no lo soy. Puedo parecerlo, pero en realidad, no me veo dulce y buena. En mi interior me veo como un monstruo, una bestia a la que debo esconder si no quiero lastimar a mí y a los que más quiero.
No soy una chica dulce, ni buena, ni mona, ni nada, simplemente soy yo. Simplemente expreso lo que siento, cuando lo siento. Odio que la gente tenga esa imagen de mí, porque cuando realmente vean quien soy, se llevarán un disgusto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario