domingo, 11 de noviembre de 2012

Escapar.

Con su gorro negro de lana y su camisa a cuadros, la veo caminar suavemente, paso a paso, avanzar hacia la multitud, y perderse entre la gente.
Perderse entre cientos de vidas ajenas mientras ella intenta encontrar la suya.
Y ella camina sin rumbo, sin saber adónde ir.
Hay veces que lo único que se necesita es andar, andar sin más destino que dar con quién eres, con qué quieres, y con qué vas a hacer.
Hace mucho tiempo que ella no se sentía ella misma, sino un simple reflejo de lo que ella pretendía ser.
En ese mismo instante deseó bajarse del mundo, pararlo, desconectar, pero no se le ocurrió nada mejor que echarse a la calle a mezclarse entre las masas, pensó que de esa manera conseguiría sentirse menos perdida, pero solo consiguió sentirse desubicada y sola en medio de un montón de gente.
Comenzaba a llover, pero ella apenas sentía la lluvia, ya se había acostumbrado a verlo todo negro, a vivir en tormentas internas, monzones permanentes sin una causa aparente que los provocara.
Pero,¿quién era ella? Es una pregunta difícil, que ni ella misma sabía responder.
Se sentía atrapada en su cuerpo. Ella no tenía cuerpo, su cuerpo la tenía a ella.
Necesitaba una brújula, un faro, algo que la guiara por el camino correcto. Pero no lo hallaba.
Fuera, bajo la tormenta, se calaba poco a poco, y el frío pasaba a su corazón. Era un frío extraño, lleno de miedo y desesperanza. Lleno de lágrimas.
La chica decidió que volver a casa sería lo más sensato, así que emprendió la vuelta.
Por el camino, observó el puerto, lleno de barcos, de pasajeros. De despedidas. De alegrías y de penas, de llantos y de sonrisas. Y sobretodo, de besos. De amor.
Ella desconocía el significado de esa palabra, hace mucho tiempo dejó de saberlo. El miedo de querer y ser querida la acompañaba, vivía con ella.
No era exactamente miedo a amar, era más bien miedo al dolor, a tener que decir adiós.
Llevaba tanto tiempo siendo dulce que acabó volviéndose amarga, triste, sin ganas de sonreír.
Y lo peor, no sabía el motivo.
Era otro misterio para ella, al igual que lo era su vida entera.

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