Querer escapar, pero no saber de qué. Desear correr, pero no saber hacia donde. Querer olvidar, pero no tener claro qué recuerdos dejar atrás. Amar la vida, pero no encontrar un motivo por el que vivir. "Sigue adelante", dicen. Un puñado de palabras no sacan a nadie del pozo en el que se encuentra, ni consiguen curar nada.
Las palabras no dan fuerza, se la das tú al creerlas y confiar en tí. Igual que ninguna persona es especial, eso se mide en la importancia que nosotros le damos a cada una.
¿Qué serían nuestros miedos, si nosotros, en vez de tomarlos en serio y asustarnos, los subestimáramos? Nada. No serían absolutamente nada.
Siempre hay una posibilidad de fallar. De caer. De perderlo todo.
Esa posibilidad es la que nos impide desplegar las alas, saltar, superar el miedo y ser libres.
A veces nosotros mismos nos ponemos los barrotes de la jaula que nos encarcela, pero hay veces que son otros los que nos los ponen. Y creemos que somos débiles, que no podríamos destruirlos. Nadie es tan débil como en realidad piensa que es.
No dejes que ellos te destruyan. No les dejes decir que no sirves. Sonríe y demuéstrales que se equivocan.
En esta vida es demasiado importante ser fuerte. Si no lo eres, te pisarán. Pero,¿cómo vas a ser fuerte, si no tienes de dónde sacar las fuerzas? Aunque duela, al caer, es necesario quedarse tirado en el camino para darse cuenta lo que necesitamos levantarnos, seguir avanzando. Saber que te quedan muchas caídas, pero cada vez que te consigas levantar, la próxima vez que caigas dolerá un poco menos.
lunes, 24 de diciembre de 2012
jueves, 20 de diciembre de 2012
Música y nada más.
Quiero ponerme los auriculares, subir el volumen, que los
decibelios aumenten, que mis tímpanos exploten. Desconectar, olvidarlo todo, y
poder perderme.
Sí, eso implicaría quedarme sorda, pero con tal de alejarme un poco de
este puto mundo, merecería la pena
domingo, 16 de diciembre de 2012
Puede ser.
Puede que sea demasiado dulce. Demasiado empalagosa.
Seguramente este sea el rasgo que más me identifique, tengo los sentimientos
demasiado a flor de piel. Y esto me hace débil, vulnerable, me hace parecer
demasiado inocente y estúpida.
No puedo evitarlo, es como si cuando me pasara algo, los
sentimientos en mi interior lucharan por salir fuera. Por expresarse. Y no puedo hacer nada por evitarlo, ellos
quieren salir y yo únicamente les dejo.
A veces pienso que es malo, cualquier persona podría hacerme
daño fácilmente gracias a eso. Todo el mundo tiene la imagen tierna e inocente
de mí, la parte sensible, una de las partes que enseño a los demás. Cuando dejo
salir alguna de mis caras ocultas, las que no son bonitas, la gente se extraña,
claro, todos estaban acostumbrados a la chica inocente y dulce.
No quiero ser para siempre la chica frágil y sensible.
Básicamente, porque no lo soy. Puedo parecerlo, pero en realidad, no me veo
dulce y buena. En mi interior me veo como un monstruo, una bestia a la que debo
esconder si no quiero lastimar a mí y a los que más quiero.
No soy una chica dulce, ni buena, ni mona, ni nada,
simplemente soy yo. Simplemente expreso lo que siento, cuando lo siento. Odio
que la gente tenga esa imagen de mí, porque cuando realmente vean quien soy, se
llevarán un disgusto.
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