Y nunca nadie me va a cuidar mejor que yo.
Y nunca nadie me va a querer mejor que yo.
Y nunca nadie me va a entender mejor que yo.
Y nunca nadie me va a necesitar más que yo.
Y nunca nadie me va a mimar mejor que yo.
Y nunca nadie me va a empoderar más que yo.
Y nunca nadie me va a motivar más que yo.
Y nunca nadie me va a frustrar más que yo.
Y nunca nadie me va a cabrear más que yo.
Y nunca nadie me va a machacar más que yo.
Y nunca nadie me va a hundir más que yo.
Y nunca nadie me va a desmotivar más que yo.
Y nunca nadie me va a romper más que yo.
Y nunca nadie me va a anular más que yo.
Y nunca nadie, absolutamente nadie, podrá hacerme más daño,
que yo.
lunes, 19 de febrero de 2018
viernes, 2 de febrero de 2018
El adiós a las armas
Hace muchos años yo me fui a la guerra.
Sin saber cómo ni por qué, me enfundé en un traje entallado de odio y cólera, y me revestí de una beligerancia espartana, una furia visigoda y una brutalidad que hasta los mismos bárbaros hubieran envidiado.
Cargué a mi espalda fusil y bayoneta, y hasta una ballesta con un carcaj repleto de flechas. Todo parecía insuficiente.
Cuando estuve lista, y sin saber muy bien cuándo lo estaba, emprendí mi camino.
Tras mucho andar, llegué al campo de batalla.
Cuál fue mi sorpresa al comprobar que allí no había nadie.
Ni personas de mi bando, ni enemigos contra los que debiera proteger mi vida.
Estaba sola.
Pero la verdad,
no necesitaba a nadie:
Todos estaban dentro de mí.
(y la guerra comenzó)
Sin saber cómo ni por qué, me enfundé en un traje entallado de odio y cólera, y me revestí de una beligerancia espartana, una furia visigoda y una brutalidad que hasta los mismos bárbaros hubieran envidiado.
Cargué a mi espalda fusil y bayoneta, y hasta una ballesta con un carcaj repleto de flechas. Todo parecía insuficiente.
Cuando estuve lista, y sin saber muy bien cuándo lo estaba, emprendí mi camino.
Tras mucho andar, llegué al campo de batalla.
Cuál fue mi sorpresa al comprobar que allí no había nadie.
Ni personas de mi bando, ni enemigos contra los que debiera proteger mi vida.
Estaba sola.
Pero la verdad,
no necesitaba a nadie:
Todos estaban dentro de mí.
(y la guerra comenzó)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)